¿Qué hacemos, tú y yo, dos extraños nacidos en un mundo que aparentamos conocer tan bien? Quizás no nos conozcamos tan bien, pero tus ojos me dicen algo que tus labios callan... ¿Me lo dirás o debo tirar las palabras de tus labios?
Ciclos, ciclos... se abren, se cierran, se repiten... en alguno volverás a estar y nos encontraremos.
domingo, 24 de junio de 2012
5 Minutos más...
Quien iba a imaginar que era ahí donde acabaríamos. Sabíamos que existía la probabilidad, pero quién diría que tan alta sería ésta…
Al abrir mis ojos de buenas a primeras no reconocí el lugar, y me tomó un par de segundos caer en cuenta de aquellos brazos que me rodeaban con posesividad por la cintura. Había viajado el día anterior hasta ese lugar, sólo para estar con él.
- Amor…
Refunfuñó medio dormido soltando un suave “Shh”, depositando un suave beso en mi hombro desnudo y apegándose más a mi, abrazándome como si no hubiera más que hacer. Sonreí enternecida y con suavidad me volteé para besar su frente.
- Amor… ya es de día.
- Pero tengo sueño… duerme conmigo…
- Sabes que me encantaría pero es temprano… ¿No íbamos a salir?
- Sí, es cierto… –Finalmente abrió sus ojos y me miró fijamente.- …por cierto… qué hermosa eres…
- No te hagas tonto… –Sonreí algo apenada.- ¿Levantémonos?
- ¿No prefieres quedarte un poquito más? – Me preguntó a la vez que parecía haber abandonado toda somnolencia mientras se acomodaba sobre mi.- …Tú… yo… ahora… –Susurró a mi oído mientras comenzaba a repartir besos en mi cuello.
- A-amor… –Pronuncié con el aliento entrecortado.- Es muy temprano… shhh… –Tomé su rostro entre mis manos y le besé suave y brevemente en los labios.- Además tu madre aún anda algo emocionada con verme por aquí… –Volví a besarle.- No me extrañaría de hecho que abriera la puerta en al---
Dicho y hecho, no alcancé a acabar la oración cuando mi suegra estaba ahí viéndonos con cara de “¿Qué sucede aquí?”.
- Mamá…
- Hola, suegrita… –Sonreí timidamente, debajo de mi novio.- Su hijo anda de flojo, y cómo lo desperté no me deja levantarme, hasta me hizo jaula… – Él me miró con cara de “¡No es cierto!”. pero suspiró y se hizo a un lado.
- ¡No se vale usar a mi madre! –Me dijo, mientras yo me sentaba al borde de la cama, enderezando las costuras de mi pijama.
- Mejor levántense ya… solo venía a decirles que ya es medio día, por sí es que iban a salir…
- ¡Gracias! –Sonreí más animada, y luego me volteé a mi novio.- ¿Ves? Y tú no te querías levantar…
La mujer simplemente relojeó los ojos, aparentemente más tranquila pensando que había sido solo flojera y salió de la habitación, mientras mi novio se cubría la cara con una almohada.
Me acerqué lentamente para quitarle la almohada de un sólo tirón y darle un beso y una lamida en la mejilla, para alejarme en dos tiempos y sonreírle “Así se dan cariño los gatitos ♥~”. Me miró con cara de pocos amigos, limpiándose la mejilla y haciéndome una mueca infantil.
Ordené un poco mi cabello y me puse de pie.
- ¿Te vas a levantar?
- No quiero… –Murmuró por debajo de la almohada que había retomado otra vez.
- ¡Pero íbamos a salir! –Gimoteé.
- ¿Puede ser mañana? –Apenas movió la almohada para dejarme ver sus ojitos.
- O mínimo a la noche… – Suspiré, resignándome.
- Gracias… –Se quitó la almohada mostrando su sonrisa.
- Ñeñeñe… – Volví a sentarme en la cama, mirándole amurrada y de brazos cruzados.- Jum para ti.
- No seas quejumbrosa… – Se sentó (¡Al fin!) sobre la cama tomándome del rostro para obligarme a mirarlo.
- ¿Qué?
- ¿Te enojaste?
- No.
- ¿Segura?
- Sí.
- A ver, ¿Mírame?
- ¿Qué?, ¿Qué quieres? –Pregunté, mirándole aún algo amurrada.
- Verte.
- ¿Sólo eso?
- Sí.
- Eres un tonto.
- Pero te gusto.
- Hmm… -Le miré de reojo haciendo una mueca.
- Y tú me gustas a mi… así toda enojadita… –Sonrió ladino, para luego apegar su frente a la mía.- Así me encantas… –Susurró, soltando un suspiro que se mezcló con uno mío antes de unir sus labios a los míos.
- …No me compres… –Suspiré a su oído, relamiendo mis labios.
- No te compro, porque ya eres mía… –Rió con suavidad, tomándome de los hombros mientras se hacía para atrás, dejándome reposar sobre su pecho.
- Te encanta recalcarlo, ¿No es así?
- Sabes que sí… –Me sonrió mientras su mano izquierda le hacía de almohada, y la derecha se deslizaba en suaves caricias sobre mi espalda.
- Eres imposible… –Solté una suave carcajada, negando con la cabeza.- ¿Realmente planeas quedarte acostado hasta tarde?
- Sí. Si me acompañas sí. Ven, bésame.
- Eres todo un caso… –Me levanté posando mis manos a cada uno de sus lados, para acomodarme con mis piernas de igual modo, buscando la posición más cómoda para atacar sus labios durante el mayor tiempo posible.
- Así me amas… –Susurró por la cercanía, ubicando sus manos en mis caderas, sonriendo en medio del beso.
- Te daré en el gusto… pero solo por cinco minutos, ¿Sí?
- ¿Los vas a cronometrar? –Preguntó entre risas, sin querer alejarse demasiado de mis labios-
- Sí… –Le dije muy seria en apariencia, señalando el reloj.
- Eres una tramposa. –Señaló, frunciendo levemente el ceño y los labios, mientras en un par de movimientos había vuelto a quedar sobre mi. Yo apenas reí quedamente hasta que sentía sus labios contra la piel de mi cuello, pareciendo hambrientos entre tantos besos y mordidas.
- E-espera…
- Shhh… No… son solo 5 minutos… –Me recordó, acallándome con sus labios.
- P-pueden ser 10… cálmate… – Respondí con la respiración levemente agitada.
Él simplemente sonrío. “Si te gusta no me detengas…” El fruncir el ceño simplemente era inútil, y para el tiempo que llevábamos juntos, aún no descubría su freno… Una de mis manos se coló bajo su pijama, arañando superficialmente su torso, la otra se aferró con fuerza a las sábanas, y un tembloroso Te amo… fue el permiso a lo siguiente…
Más de lo mismo:
Explosiones mentales,
Para él
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario