Ciclos, ciclos... se abren, se cierran, se repiten... en alguno volverás a estar y nos encontraremos.

domingo, 22 de julio de 2012

Sueños con sabor a realidad 2

Dejé pasar muchos días antes de volver a verle... los exámenes en su momento no fueron más que la excusa más barata y accesible que encontré, sin embargo, el sólo pensar en ir a verle me traía aquella imagen de él tan cerca de mi y mis piernas temblaban nerviosas. Lo extraño.

Por razones que ya han abandonado la cuna de mis recuerdos decidí ir... A echar un vistazo. Había escuchado que llevaba desde ese día llegando más temprano, cosa rara en él, que siempre llegaba corriendo con una disculpa y una risa en la boca. Pues bien... Ver para creer.

Al bajarme del colectivo, tomé aire, ordené mi uniforme y comencé a caminar en dirección a aquella institución, con ánimos de soltar un "Hola, ¿Cómo estás? -Te extraño- Sólo pasaba a saludar -Porque te echo demasiado de menos- Espero que estés bien, ya debo irme -Pídeme que me quede...-, Adiós.-...por favor...-.


Al entrar al lugar, corrí por costumbre a los baños para ordenar mi cabello en el espejo, y luego ir a paso calmo en busca de la sala de turno, aunque a pesar de haber llegado 15 minutos antes de lo normal, no se me dificultó demasiado, pues la dulce melodía de un violín me guió hasta la penúltima sala del primer corredor.

Dí un par de golpecitos en la puerta, y con la voz algo tímida hablé.

- Hola, ¿Se puede? -Saludé con una sonrisa leve al verlo voltearse, aunque más debí haber abierto los ojos de sorpresa, pues al verme no tardó en dejar el violín sobre la mesa en la que estaba sentado y corrió a abrazarme.-
- ¡Viniste! Ahh~ Si te echaba tanto de menos ¡Ingrata!
- ¿I-ingrata por qué? -Pregunté aun algo sorprendida, pero correspondiendo aquel abrazo después de todo, esperando que no escuchara como latía de fuerte mi corazón al tenerle nuevamente tan cerca-
- ¡¿Cómo qué por qué?! -Preguntó casi ofendido, apartándose un poco, teniéndome tomada de los hombros, mirándome fijo a los ojos.- ¡Me tenías en un completo abandono! Van casi dos meses, señorita..
- Uh... lo siento... es que.. he... tenido demasiado qué hacer en el colegio... es por eso.... -Respondí algo apenada, pues me costaba sostenerle la mirada, mientras podía sentir tan claramente que mis mejillas comenzaban a arder.
- Ah... -Al parecer no tardó demasiado en notar aquel sonrojo, a lo que hizo una leve mueca que intentó ser sonrisa, soltándome y retrocediendo un poco, para ir por su violín.- No, tranquila... supongo que lo entiendo también, discúlpame.
- Oye..
- ¿Sí?
- Este... ¿Tienes tiempo?
- Pues... aún quedan 10 minutos antes de que lleguen los chicos... aparte de que puedo hacerlos esperar hasta 5 o 10 minutos. -Soltó una risa baja, a veces no podía disimular que le encantaba molestar a los chicos a los que hacía clases.
- Entonces, te robo un poco... ven.

Guardó su violín en la caja y lo dejó encima, para luego seguirme al pequeño parque de enfrente...

Estando en pleno octubre el ambiente era bastante agradable, la primavera ya estaba extendiendo bien su manto, lo que al observar el lugar desde cualquiera de las bancas en el parque lo hacían un paisaje bastante agradable a la pupila.

Dejé mi bolso en el suelo, junto a la banca y me senté, invitándolo a sentarse a mi lado, a lo que por reflejo apoyé mi cabeza en su hombro, y el por reflejo apoyo la suya sobre la mía.
-Te extrañé... -Solté al fin después de un rato.
- Yo también... tonta. -Rió bajo.-
- El "Tonta" estaba de más.
- Ya sé, pero me da risa como reclamas.
- Uhmm...
- ¿Estás bien?
- Creo... aunque no mucho.-
- ¿Por qué? Si se puede saber, claro...
- Pienso demasiado...  -Respondí, acomodando mi cabeza en su hombro, mientras buscaba su mano jugando con su palma y mis dedos.
- ¿Y en qué piensas tanto? ...Loca. -Preguntó con una sonrisa por el gesto, acabando por tomar mi mano.
- Para el bullying, es en serio... -Reclamé con un  leve puchero, para luego suspirar.- Pensaba... en la última vez que vine...
- Ah... eso...
- Sí, eso... ¿Hablabas en serio?
- Yo siempre hablo en serio... -Sonrió una vez más, comenzando a jugar él ahora con mi mano, algo nervioso.
- ¿T-te... puedo contar... un secreto? -Pregunté infantilmente, dando rodeos, mientras juntaba algo de valor por dentro.
- Claro, soy todo oídos... -Contestó serio, enderezándose con cuidado, para poder verme a los ojos.
- O-ok.. pero..
- Pero..?
- Tápate los ojos.
- ¿Y eso por qué?, ¿Qué me quieres hacer, mujer?
- ¡N-nada! Solo no quiero que me mires mientras te lo cuento... ¿Puedes?
- Aww... sólo por decirlo con esa voz, lo haré. -Sonrió claramente riéndose de mi internamente, mientras cubría sus ojos.-
- Me gustas. -Ni siquiera lo pensé. Apenas cubrió sus ojos lo solté sin más.

Él se quedó en silencio unos cuantos segundos que me parecieron una eternidad, pues demoró en quitar sus manos de su rostro, y se me quedó viendo algo sacado de órbita.
- E-era solo eso.. yo ya me voy. -Solté algo nerviosa, en lo que me agachaba para tomar el bolso y ponerme de pie, sin embargo me tomó del brazo deteniéndome.
- Repítelo. -Pidió, sin soltarme del brazo, y mirándome fijamente.
- ¿Q-que me voy?
- No, tonta. Lo otro...
- Ah... m-me gustas... -Susurré, desviando la mirada, con las mejillas encendidas a toda potencia.-

Como sentía que su mirada me quemaba la piel, ni siquiera pude mirarle cuando tomó mi bolso y volvió a dejarlo en el suelo, para luego enderezarse y acercarse a mi rostro. Por inercia cerré los ojos con fuerza, pues sin duda no sabía nada de nada, qué hacer en un momento como ese... más él no fue tan directo como lo esperaba, rozó mi mejilla con sus labios y sonrió con suavidad.
- De verdad que eres tierna... además de guapa.
- No lo soy... -reclame con una voz casi en hilo.
- Shh... -Tomó mi rostro con su mano derecha para girarme hacía él, apoyando con suavidad el pulgar sobre mis labios, invitándome a guardar silencio.

Se mordió el labio inferior al finalmente lograr encontrar mi mirada. Me sonrió algo inquieto. Nuestros ojos se fueron cerrando a medida que la distancia entre ambos se iba acortando. Un leve roce de su nariz contra la mía, seguido de un roce torpe entre nuestros labios. Una leve sonrisa suya, que me contagió en medio del nerviosismo, hasta que finalmente tomó mis labios y los besó...

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