Ciclos, ciclos... se abren, se cierran, se repiten... en alguno volverás a estar y nos encontraremos.

viernes, 16 de agosto de 2013

Montaña Rusa hormonal.

Estaba fastidiada. Absolutamente. Ni siquiera había que mirarla, lo adivinabas por las pisotadas fuertes sobre la alfombra, la forma en que había sonado la puerta al abrirse y chocar con el tope en el piso, y el furioso "¡¿Tú qué miras?!" dirigido al felino que se había refugiado bajo la cama, mirándola escondido.

No era su costumbre. Ella tenía horarios. Horarios definidos... ¿Por qué el mundo la estaba torturando así? No le molestaba la idea de las posibilidades, sin embargo, ¿No podían inventar algo que te dijera "Oh, sí, es lo que crees ¡Felicidades!" de inmediato?... ¿No, verdad? Había que escandalizarse toda una semana, y apenas iban tres días.

Bueno... quizás no era tan malo... Comenzaba a darle un par de vueltas, sólo para salir llorando del baño por haber pensado tan horriblemente de aquello.

Echó un par de miradas al celular, y sonrió casi con ilusión... "¿Tú que quisieras que resultara de todo esto?" Sin embargo, respuestas claras no habían de ninguno de los dos... Y en especial de él porque estaba ocupado... Llevaba días ocupado, a decir verdad... "Pero es importante"... Suspiró. "Es más de lo que puedo hacer de momento...".

Hizo una pequeña mueca entre ofuscación y de dolor, pues mientras se proponía volver a la cama el felino se colaba entre las sábanas, acomodándose a su lado sin medir sus garras. Le dirigió una corta y dulce mirada, arrebatándole los pensamientos preocupantes, y le abrazó con cuidado de no ser mordida, y se quedó dormida.

Más tarde sabría que sería todo el día tan confuso como lo habían sido los 10 minutos que habían decidido despertarla y dar vueltas.

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