Cada vez que vengo a mi ciudad... por más que la deteste a ratos, siento que no la quiero dejar... y sé que es muy contradictorio con lo que digo siempre... pero apenas surgen este año esas razones de querer quedarme, de sentirme cómoda acá... ese borrar recuerdos malos, reemplazarlos por cosas que me hacen sonreír... de sentir que perteneces a algún lugar...
Nunca me ha molestado ser realmente una observadora en casi todo, excepto a la hora de intentar lucirme en cosas que realmente aunque no sea la peor no tengo demasiado qué lucir... siempre me he mantenido como la callada del grupo, que apenas sonríe o ríe rara vez si la broma es buena, que en mucha confianza tira uno o dos comentarios... la que en clase se hace muchas preguntas, pero solo se atreve a preguntar cuando nadie más puede oír... siempre ha estado esa incomodidad de ser escuchada realmente, aún cuando me gusta compartir mis opiniones y pensamientos... y sin embargo, ahora me encuentro en esa situación de que realmente hay vida al rededor, y quiero hablar y no sé qué... esas ganas de hacer algo y que me tiemblan las manos pues no estoy segura de si estará bien... y apenas suelto una risa nerviosa o un "y eso"...
Ahí es cuando pienso, oh... lo que sea, las casualidades, el destino, la fuerza(?)... lo que sea que le haya puesto en mi camino ha de saber que estoy infinitamente agradecida, pues muchas cosas que no quise ver ni intentar hacer me pegó el empujón necesario para tomar iniciativa, y creo realmente que es una de las pocas personas, por no decir el único, que puede sacar cosas realmente buenas de mi... tranquilidad, sinceridad... seguridad... esa sensación de que sí, efectivamente, hay un lugar al que puedas sentirte que perteneces, de querer volver, de extrañar... no sé, esa sensación agradable que yo pensé que la gente olvidaba cómo entregar.
Nunca me he caracterizado por ser una persona de muchos amigos... soy como ese libro abierto que cualquiera que tenga ganas puede leer, pero que no todos se dan el tiempo de leer hasta el final, quizá porque me escribo rápido... quizá porque soy tediosa... pero bueno, son pocos... y la verdad es que en Concepción no lo hallo... si hay gente agradable, que me parece interesante... pero de todos, creo que Vania y Paula son las únicas que realmente me inspiran confianza... pero... si me pongo a pensarlo bien, de amiga, amiga, REALMENTE, esa que está siempre, la única es la loca de patio de Valentina... y no es de ser pesada, es que ella, aún cuando no nos hemos podido entender siempre, es la única que al final de todo siempre está ahí... aún si a ratos no la entendí o ella a mi... y no la tengo cerca siempre, y la echo de menos... y creo en general que no me di cuenta de esto hasta ahora que tengo más tiempo en la universidad... más tiempo sola, más tiempo de pensar...pero sola y me da algo de miedo.
Por eso... hoy pensaba, mientras caminábamos juntos cerca de mi casa... quizás si fue un capricho el mío de irme lejos... ¿Habría sido tan diferente una universidad de otra? Me gustaría poder pasar más tiempo aquí... con él... con esa loca... con mi familia... Eso de salir y saber a dónde vas, no sentirme pequeña y sola en otro lugar... y perdida a veces... no me gusta esa sensación... de no saber dónde estás, de dudar del porqué estás ahí... me encantaría amontonar mis clases martes y miércoles... si lo que tengo los viernes es el horario invertido del miércoles, un módulo de un ramo y un módulo de otro.. y nada más... volver corriendo... -sighs- pero la decisión ya la tomé hace meses... y al menos sé que el extrañar tanto, al llegar, se intercambia con esa sensación tan agradable en el pecho de que te miren con una sonrisa, que te extiendan los brazos... un simple "Te extrañé" puede llenarte tanto el corazón cuando lo único que quieres es volver...
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