Ciclos, ciclos... se abren, se cierran, se repiten... en alguno volverás a estar y nos encontraremos.

martes, 11 de septiembre de 2012

La verdad (Spoiler(?))

Sopiler(?): De una de las miles de historias que tengo a medio hacer.
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- ¡Anto! - Gritó, corriendo tras de ella intentando alcanzarla. - ¡Anto, espérame!
- ¿Dime? -Dijo en voz suave, volteándose como si nada.
- ¿Piensas ignorarme todo el día? - Preguntó con apenas un hilo de voz, intentando contener el aliento, dejándose apoyar contra la pared.
- ¿Ignorarte? No te había visto. Si te ignorara no te estaría hablando ahora.
- Lo haces porque no hay nadie más mirando, y lo sabes. ¿Qué te pasa?
- Ah... eso. Creí que así funcionaba nuestra comunicación, así que decidí seguirte el juego... ¿No era así? Admítelo, si estuviera Macarena aquí no me estarías hablando tampoco. -Sentenció, estrechando la mirada para luego voltearse y seguir caminando.- No sé en realidad por qué me detuve, no tengo nada que hablar contigo de todos modos.
- ¡Antonella! Deja de ser una mocosa, no tenemos 13 años. -Reprochò, alcanzàndole de la mano y tirándola con algo de fuerza.-
- ¡Suéltame! -En un movimiento brusco se soltò de su agarre, sobándose la muñeca con la otra mano.- ¿Qué quieres?
- Te vi con un sujeto hace un par de días. ¿Quién es?
- Eso a ti no te importa.
- ¿Eso valía el amor que me lloraste?, ¿Vas a andar de la mano del primer imbécil que se te cruze?, ¿Tan necesitada estás?, ¿No eres más que una--- -Una certera cachetada fue a dar de lleno, no en la mejilla, sino que directamente a sus labios, que le ardieran de dejar salir palabras así.
- Tú no tienes idea de lo que hablas. Aparentemente se te olvida que Macarena es lo que vale el amor que me pediste disculpar. Y posiblemente has perdido varias neuronas con las que venías cuando te conocí si no puedes recordar al hermano de la Fran.

Nicolás mantuvo la mirada gacha, conteniendo la rabia por el golpe, sin poder ver los ojos vidriosos de Antonella, que brillaban tristeza, desepción.. todo aquello lo sabía desde hacía mucho tiempo, cuando la había despedido en pleno invierno junto a los columpios del parque, esa noche en que no se quiso mover de ahí, que lloraba escondida entre las gotas de la lluvia, y que mintiéndose a si misma le contaba a Francisca que le consolaba el hecho de que él lo sintiera, que no era que no la quisiera, que simplemente la situación no había dado para más.

- Eso no te quita lo perra.

Alzó la mirada con sorna, riéndose sin emitir ruido tras esa sonrisa altanera, maldita, despreciable. Él no necesitaba pegarle sabiendo y conociendo cada una de sus reacciones. Sabía de sobra que bastaba sólo eso para hacerla sentir basura, un par de palabras y reírse. Pues la ilusa había creído realmente que le amaba.

- ¿Sabes por qué quise estar contigo? Porque fue una apuesta. Sólo debía lograr estar 5 meses contigo... ¿Lo recuerdas? A los 5 rompimos... Aunque claro, te desborda lo perra y entregaste mucho más que un simple beso... tan barata, tan necesitada.

Las manos le tiritaban, el orgullo se le iba al suelo, quería golpearlo, hacer algo, pero tenía miedo... él era notablemente más alto que ella... pero el coraje, iba en aumento, y él no dejaba de reírse en su cara. Para su suerte, cuando apenas consiguió reunir el valor de intentar saltarle encima, el chico de la tienda había alcanzado a escuchar lo suficiente para saber que debía alcanzarla. Apresuró el paso y la sostuvo casi tomándola por sobre su hombro.

- ¿Y éste otro quién es?, ¿Otro más con el que irás a revolcarte? No es muy buena, te lo aseguro.
- ¡Suéltame! ...Suéltame... -Lloraba a gritos al fin, sacando la voz, sin poder tocar el suelo e inconscientemente abrazándose al chico.
- Deberìa darte vergüenza tratar así a una mujer.
- ¡Pffft! ¿De verdad crees que haya algo bueno en ella que la haga valer la pena? Te la regalo si quieres... sólo quería disfrutar de esa mirada... ¡Si me vas a odiar que sea por las razones correctas!

Él simplemente se marchó, riéndose siempre entre dientes, mientras ella apenas veía entre las lágrimas que le nublaban la visión, enredando con fuerza los dedos en la camisa del chico que la sostenía con gran preocupación.

- ¿Estás bien? Tranquila... ya se fue. -Susurró, intentando calmarla, acariciándole levemente la espalda.
- No... y no se fue... yo sé que no... porque me duele dentro... -Dijo entre sollozos con la voz entrecortada, doliente, sumamente herida hasta el fondo de su ser. Abrazándose con más fuerza a él.

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Una escena bien dramaqueen e_e veré si la logro ubicar en alguna parte de ese libro que dejé botado a medio hacer.

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